Durante sus más de 400 años de historia, la formación humanística de los jesuitas siempre ha partido de la relación incondicional de Dios con el ser humano y de la manera en que este responde. La pregunta que nos permite crear una relación con Dios dentro de la espiritualidad ignaciana es la búsqueda y el hallazgo de la voluntad de Dios en nuestras vidas. Esta premisa ha guiado el apostolado educativo de los jesuitas durante cuatro siglos, por lo que actualizar la manera en que los niños y jóvenes de nuestros colegios viven su relación con la trascendencia es vital para nosotros. 

Realizar una investigación con la Universidad Javeriana, Santo Tomás y ACODESI sobre la manera en que se vive y se experimenta la espiritualidad ignaciana es algo central para la educación jesuita. La primera categoría que adquiere importancia es la interioridad, referida a la capacidad de nuestros alumnos para experimentar la relación central con Dios y, a partir de ahí, ser agentes de transformación de la vida. El llamado de Dios, que se vuelve experiencia y se concreta con el otro, nos permite apropiar la capacidad de servir dentro de nuestro estilo de vida. En este sentido, la relación con Dios se vuelve central cuando la puedo vivirla con otros, es decir, sentirme llamado a hacer y construir comunidad. El lugar donde celebro la vida, como una manera de agradecer la plenitud de esta, que vale la pena estar viviendo, es otra forma de vivir lo sacramental desde nuestra perspectiva eclesial. 

El ejercicio de escucha que se hizo con niños, niñas y adolescentes de 7 a 14 años sobre su relación con Dios en una sociedad que le cuesta entender la manera de trascender en la vida nos plantea un desafío clave a la hora de vivir el liderazgo ignaciano, que se compromete con un mundo más justo y humano, en clave de reconciliación, y nos exige herramientas para seguir creando estrategias que posibiliten la relación gratuita con Dios. 


Rodolfo Eduardo Abello Rosas, S.J.
Presidente
Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia – ACODESI