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Estilos de vida y formación humana

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Durante siglos, el sistema educativo ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo humano y social de las personas, especialmente de los niños y adolescentes. Permite el aprendizaje de conocimientos, habilidades y valores fundamentales para el desarrollo integral de las futuras generaciones de nuestra sociedad. Como afirman Restrepo et al. (2022), la formación integral en el contexto educativo no solo impacta en el ámbito académico, sino que también beneficia el desarrollo social, emocional, cognitivo y humano. Por ello, es esencial fortalecer y mejorar los sistemas educativos para ofrecer a los niños y adolescentes una formación humana y completa. 

Según Papalia y Martorell (2017), la formación humana es un proceso continuo y natural a lo largo del ciclo vital en el que se adquieren y fortalecen hábitos y comportamientos que influirán en el estilo de vida futuro. Este proceso está influido por el entorno ecológico, como la familia, la comunidad y la cultura, así como por las interacciones interpersonales (Shelton, 2019). Asimismo, tanto las experiencias personales como las oportunidades educativas son pilares esenciales en la formación de los niños y adolescentes. A su vez, Segura-Lazcano et al. (2019) afirman que la cultura también juega un papel crucial en la orientación de la vida individual y colectiva, y que influye en el desarrollo de hábitos de estilos de vida saludables. Dicho esto, la formación humana no solo está influida por los factores biológicos, sino también por la constante interacción con el ambiente y las diversas experiencias que viven en sus vidas. 

Siendo así, los estilos de vida son comportamientos que determinan el proceso de salud-enfermedad, combinando la vulnerabilidad biológica, la reactividad psicofisiológica, la edad y el sexo (Gómez-Acosta, 2018). Los factores sociales y económicos también influyen en la construcción de estos estilos de vida. Crear buenos hábitos de estilos de vida saludables forma diversos patrones de comportamiento que potencian la vida. Como afirman Pastor et al. (2017), estos patrones de comportamiento promueven el bienestar físico, mental y social e incluyen hábitos como una alimentación equilibrada, ejercicio regular y la abstención de tabaco y alcohol en adolescentes. Por lo cual, es crucial que, desde la primera infancia, se practiquen buenos hábitos de estilo de vida saludable para potenciar el bienestar de los niños y adolescentes a lo largo de su vida. 

Por otro lado, tenemos los factores psicológicos, que también son importantes en la formación humana. Los estilos de vida psicológicos están relacionados con el desarrollo emocional, que a su vez afecta a las relaciones humanas y a la convivencia en comunidad (De Souza Martins & Figueroa-Ángel, 2020). Dicho esto, una buena salud mental y emocional son fundamentales para su desarrollo integral y para que obtenga una vida productiva y con equilibrio. Por ello, diversas estrategias como la gestión del estrés y la práctica de la resiliencia serán un factor significativo en el desarrollo de buenos estilos de vida psicológicos. Es fundamental fomentar ambientes que promuevan un desarrollo social, psicológico, académico y, a su vez, una formación humana positiva desde una temprana edad. 

La formación humana en los colegios de la Compañía de Jesús (ACODESI) tiene un enfoque amplio en el que no solo se transmiten conocimientos académicos, sino también diversas habilidades sociales, emocionales, morales y éticas. Para Hanchon y Scardamalia (2022), estas habilidades son fundamentales para el desarrollo integral de los estudiantes y su capacidad para afrontar los retos y desafíos de la vida. A su vez, la promoción de estos estilos de vida saludables en el contexto escolar no solo se centra en la alimentación saludable y la práctica de ejercicio, sino que también hace hincapié en la importancia de la salud mental. La formación de una autoestima y autoconcepto positivos desde la infancia es crucial para un desarrollo emocional sano (Harter, 1999). Además, según Jimeno y Conejero (2019), el control del estrés y la gestión de las emociones son igualmente importantes para el equilibrio emocional y el bienestar mental de los estudiantes. Esto permite que los niños y adolescentes adquieran capacidades para hacer frente a los desafíos de la vida con mayor seguridad y confianza en sí mismos durante toda la vida, hasta la edad adulta. 

El sistema educativo aún debe hacer frente a desafíos significativos en lo que respecta a la promoción de la buena salud mental y emocional de los niños y adolescentes. La presión académica y la falta de equilibrio entre el desarrollo académico y socioemocional influyen en una formación integral y humana incompleta de los niños y adolescentes. Es esencial integrar actividades que promuevan la formación humana dentro del currículo escolar y capacitar a los docentes en estos temas (Miguel et al., 2019; Rangaswami, 2021; Benítez, et al, 2023). Además, debe existir una colaboración fundamental entre la escuela y las familias de los niños y adolescentes para asegurar y crear un entorno de apoyo, confianza y amor que ayude a fomentar ese desarrollo integral. Fomentar una educación basada en valores como el amor, el respeto, la tolerancia y la inclusión es fundamental para garantizar que los niños y adolescentes se sientan aceptados, valorados y seguros. 

En conclusión, la formación humana y los estilos de vida saludables juegan un papel significativo y son fundamentales para el desarrollo integral de los niños y adolescentes en los colegios de la Compañía de Jesús (ACODESI). Es esencial promover hábitos saludables, tanto físicos como psicológicos, dentro del contexto educativo. Al mismo tiempo, es fundamental fomentar la colaboración entre la escuela y las familias para asegurar un desarrollo integral positivo que los prepare para toda su vida y les permita adquirir buenos hábitos. Mediante estos esfuerzos conjuntos y conscientes de los agentes que intervienen en los contextos educativos y las familias, se formará a niños y adolescentes con éxitos académicos y que, a lo largo de su vida, serán personas justas, equilibradas y empáticas que velarán por el bien de la sociedad.



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Durante siglos, el sistema educativo ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo humano y social de las personas, especialmente de los niños y adolescentes. Permite el aprendizaje de conocimientos, habilidades y valores fundamentales para el desarrollo integral de las futuras generaciones de nuestra sociedad. Como afirman Restrepo et al. (2022), la formación integral en el contexto educativo no solo impacta en el ámbito académico, sino que también beneficia el desarrollo social, emocional, cognitivo y humano. Por ello, es esencial fortalecer y mejorar los sistemas educativos para ofrecer a los niños y adolescentes una formación humana y completa. 

Según Papalia y Martorell (2017), la formación humana es un proceso continuo y natural a lo largo del ciclo vital en el que se adquieren y fortalecen hábitos y comportamientos que influirán en el estilo de vida futuro. Este proceso está influido por el entorno ecológico, como la familia, la comunidad y la cultura, así como por las interacciones interpersonales (Shelton, 2019). Asimismo, tanto las experiencias personales como las oportunidades educativas son pilares esenciales en la formación de los niños y adolescentes. A su vez, Segura-Lazcano et al. (2019) afirman que la cultura también juega un papel crucial en la orientación de la vida individual y colectiva, y que influye en el desarrollo de hábitos de estilos de vida saludables. Dicho esto, la formación humana no solo está influida por los factores biológicos, sino también por la constante interacción con el ambiente y las diversas experiencias que viven en sus vidas. 

Siendo así, los estilos de vida son comportamientos que determinan el proceso de salud-enfermedad, combinando la vulnerabilidad biológica, la reactividad psicofisiológica, la edad y el sexo (Gómez-Acosta, 2018). Los factores sociales y económicos también influyen en la construcción de estos estilos de vida. Crear buenos hábitos de estilos de vida saludables forma diversos patrones de comportamiento que potencian la vida. Como afirman Pastor et al. (2017), estos patrones de comportamiento promueven el bienestar físico, mental y social e incluyen hábitos como una alimentación equilibrada, ejercicio regular y la abstención de tabaco y alcohol en adolescentes. Por lo cual, es crucial que, desde la primera infancia, se practiquen buenos hábitos de estilo de vida saludable para potenciar el bienestar de los niños y adolescentes a lo largo de su vida. 

Por otro lado, tenemos los factores psicológicos, que también son importantes en la formación humana. Los estilos de vida psicológicos están relacionados con el desarrollo emocional, que a su vez afecta a las relaciones humanas y a la convivencia en comunidad (De Souza Martins & Figueroa-Ángel, 2020). Dicho esto, una buena salud mental y emocional son fundamentales para su desarrollo integral y para que obtenga una vida productiva y con equilibrio. Por ello, diversas estrategias como la gestión del estrés y la práctica de la resiliencia serán un factor significativo en el desarrollo de buenos estilos de vida psicológicos. Es fundamental fomentar ambientes que promuevan un desarrollo social, psicológico, académico y, a su vez, una formación humana positiva desde una temprana edad. 

La formación humana en los colegios de la Compañía de Jesús (ACODESI) tiene un enfoque amplio en el que no solo se transmiten conocimientos académicos, sino también diversas habilidades sociales, emocionales, morales y éticas. Para Hanchon y Scardamalia (2022), estas habilidades son fundamentales para el desarrollo integral de los estudiantes y su capacidad para afrontar los retos y desafíos de la vida. A su vez, la promoción de estos estilos de vida saludables en el contexto escolar no solo se centra en la alimentación saludable y la práctica de ejercicio, sino que también hace hincapié en la importancia de la salud mental. La formación de una autoestima y autoconcepto positivos desde la infancia es crucial para un desarrollo emocional sano (Harter, 1999). Además, según Jimeno y Conejero (2019), el control del estrés y la gestión de las emociones son igualmente importantes para el equilibrio emocional y el bienestar mental de los estudiantes. Esto permite que los niños y adolescentes adquieran capacidades para hacer frente a los desafíos de la vida con mayor seguridad y confianza en sí mismos durante toda la vida, hasta la edad adulta. 

El sistema educativo aún debe hacer frente a desafíos significativos en lo que respecta a la promoción de la buena salud mental y emocional de los niños y adolescentes. La presión académica y la falta de equilibrio entre el desarrollo académico y socioemocional influyen en una formación integral y humana incompleta de los niños y adolescentes. Es esencial integrar actividades que promuevan la formación humana dentro del currículo escolar y capacitar a los docentes en estos temas (Miguel et al., 2019; Rangaswami, 2021; Benítez, et al, 2023). Además, debe existir una colaboración fundamental entre la escuela y las familias de los niños y adolescentes para asegurar y crear un entorno de apoyo, confianza y amor que ayude a fomentar ese desarrollo integral. Fomentar una educación basada en valores como el amor, el respeto, la tolerancia y la inclusión es fundamental para garantizar que los niños y adolescentes se sientan aceptados, valorados y seguros. 

En conclusión, la formación humana y los estilos de vida saludables juegan un papel significativo y son fundamentales para el desarrollo integral de los niños y adolescentes en los colegios de la Compañía de Jesús (ACODESI). Es esencial promover hábitos saludables, tanto físicos como psicológicos, dentro del contexto educativo. Al mismo tiempo, es fundamental fomentar la colaboración entre la escuela y las familias para asegurar un desarrollo integral positivo que los prepare para toda su vida y les permita adquirir buenos hábitos. Mediante estos esfuerzos conjuntos y conscientes de los agentes que intervienen en los contextos educativos y las familias, se formará a niños y adolescentes con éxitos académicos y que, a lo largo de su vida, serán personas justas, equilibradas y empáticas que velarán por el bien de la sociedad.