El contexto escolar ha sido un pilar fundamental en el desarrollo humano y social durante siglos, proporcionando a niños, niñas y adolescentes un espacio de aprendizaje y crecimiento. A lo largo de su proceso formativo, los estudiantes experimentan cambios físicos, sociales, emocionales y cognitivos que configuran sus estilos de vida y reflejan el desarrollo integral del ser humano. 

Actualmente, la educación promueve cada vez más estilos de vida saludables entre los estudiantes, y desde una perspectiva psicológica, este enfoque se relaciona con el desarrollo emocional, fomentando relaciones humanas positivas y una convivencia armónica en comunidad. Fomentar el desarrollo emocional en el contexto escolar requiere que el maestro implemente actividades pedagógicas y didácticas que promuevan valores como la autoestima, la autonomía, el autoconcepto, la singularidad y el respeto mutuo, elementos que inciden directamente en los estilos de vida de los estudiantes. 

El estilo de vida psicológico se refiere a la manera en que los estudiantes gestionan su bienestar emocional y mental en la vida cotidiana. En el entorno escolar, es esencial promover un ambiente que apoye el desarrollo de habilidades psicológicas saludables, ya que estas influyen en el aprendizaje, la socialización y el desarrollo personal. Un estilo de vida psicológico saludable implica la capacidad de gestionar el estrés, establecer relaciones positivas, desarrollar la resiliencia y cultivar una mentalidad de crecimiento. La educación, por tanto, debe enfocarse no solo en el desarrollo académico, sino también en el bienestar emocional de los estudiantes. Un ambiente escolar que priorice la salud mental puede reducir los niveles de ansiedad y depresión, mejorar la autoestima y facilitar un aprendizaje más efectivo. 

Fomentar un estilo de vida psicológico saludable en el contexto escolar es un esfuerzo colectivo que requiere la participación de maestros, estudiantes y la comunidad educativa. Los maestros, en particular, tienen la responsabilidad de enriquecer el proceso de enseñanza y aprendizaje a través de experiencias que promuevan el desarrollo intelectual, físico, emocional y social de los estudiantes. 

Desde la educación escolar, es fundamental crear experiencias y competencias que consideren el estilo de vida psicológico como un componente clave para consolidar hábitos saludables. De este modo, los estudiantes podrán en el futuro expresar y gestionar sus emociones de manera adecuada. Este libro presenta una estrategia pedagógica de apoyo para los docentes, ofreciendo principios y criterios organizados en métodos, técnicas y procedimientos que forman una secuencia planificada en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La estrategia se basa en cuatro categorías del estilo de vida psicológico: «control del estrés, percepción del tiempo, relaciones sociales y salud mental». 

Dra. Alba Lucy Guerrero Díaz
Decana
Facultad de Educación
Pontificia Universidad Javeriana